La vida tiene momentos, una pequeña montaña rusa que juega con nosotros a ratos y a ratos nos deja tranquilos. Esta pareja se merecía todo el bien y la salud que la vida pudiera darle y así fué. Una boda donde se respiraba una energía tangible, positiva, de gratitud y de amor. ¡Con unas niñas guapísimas y unos novios de infarto! A vosotros que llegasteis de improviso, toda la salud y amor del mundo. Gracias, siempre.
Fotografía